Hace un mes, Rafael Carmona, un vendedor ambulante de Cartagena, de 50 años, fue invitado a un colegio bilingüe de su pueblo natal, San Juan Nepomuceno (Bolívar), para que sirviera de ejemplo a los jóvenes, que tienen dificultades con la lengua extranjera.
"Fíjese en su perfecta pronunciación, la conjugación de los verbos y el manejo de los tiempos", dijo la profesora Catherine Cervantes, admirada. Lo más curioso, agregó, es que Carmona no sabe leer ni escribir en español. Los alumnos aplaudieron.
"Un error mío es que pensé que estudiar no era para mí y por eso no sé leer", le dijo Carmona a los muchachos, avergonzado, y vestido de guayabera y con sombrero vueltiao.
Luego, les contó con su voz gruesa y tosca que en San Juan, su pueblo, el estudio no era importante para nadie. "Había que trabajar duro, casarse y tener hijos", les dijo.
Y eso hizo, se fue a los 15 años para Cartagena a vender tinto (café), en la calle, se casó y tuvo cinco hijos, cuatro de los cuales ya están en la universidad gracias a su trabajo como ambulante. Curiosamente, ninguno de ellos ha podido aprender inglés.
Pero Rafael, un hombre alto y de bigote prominente sí lo hizo, y por necesidad. "Si yo no hablaba inglés no vendía nada, porque el turista se sentía acosado y no había oportunidad de charlar con ellos, de convencerlos; por eso me propuse aprender inglés", dice Carmona, quien hoy vende café de Colombia, tabaco cubano y camisetas con estampados de Cartagena, en una carreta, frente al Centro Comercial Perinogallo, en el barrio El Laguito, de La Heroica.
En ese lugar se filmaron unas escenas de la película La Misión, con Robert de Niro, hace 25 años.
"Llegaron muchos extranjeros y me contrataron como asistente de cámaras; me explicaron en inglés, qué debía hacer y yo, sin saber, me le medí al trabajo", dijo.
Desde ese día Rafael empezó a tomar clases de inglés todos los días, con los extranjeros que conocía en su trabajo como vendedor ambulante.
Mientras tanto, María Puello, su esposa, se encargaba de las cuentas del negocio, pues ella sí sabe leer y escribir.
"Yo me atrevía a hablarles y ellos mismos me corregían", agrega Rafael, quien empezó a tararear el idioma hace 20 años.
Hace cinco años, por fin, logró hablarlo fluido y hace un mes se volvió un ejemplo para los estudiantes de inglés de su pueblo.
Antes de ir a San Juan, a visitar a los jóvenes estudiantes, Rafael fue invitado por la Corporación de Turismo de Cartagena para cursar un diplomado de ventas en la Universidad de Cartagena, allí supo por primera vez lo que era sentarse en un pupitre y recibir clases de verdad, con profesora y compañeros.
Su esposa le tomaba los apuntes de la clase y con ella repasaban en casa. Ese ejercicio le gustó tanto que decidió aprender a leer a sus 50 años.
El próximo año, el vendedor ambulante empezará a hacer la primaria, gracias a un convenio de la Corporación de Turismo con la Universidad Abierta y a Distancia (Unad). Y espera, no solo atender a los turistas, sino también llevar él mismo sus propias cuentas.
Publication: El Tiempo - National and international news
Provider: Diario El Tiempo (CEET)
November 22, 2009
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