Publication: El Comercio
Provider: El Comercio
Date: February 10, 2008
Cuando Condorcolón salió de España a navegar por mares desconocidos, tratando de llegar de las Indias, no pensó que iba a encontrar un nuevo continente en su camino. Acompañado por cuatro expertos niños grumetes, entre ellos Coné y las versiones en pequeño de Pepe Cortisona, Garganta de Lata y Huevo Duro, desembarca en lo que años más tarde se conocería como América.
Luego de tomar posesión de las tierras en nombre de los Rayos Catódicos (Reyes Católicos), los pequeños grumetes conocen a la princesa Yuyito, de piel trigueña y con atuendo inca. Es ella quien, a lomo de llama, los invita a hacer un recorrido por el imperio del Tahuantinsuyo. Así empieza la travesía del sobrino de Condorito a Machu Picchu.
El famoso cómic chileno, que además es difundido en toda Latinoamérica y tiene gran acogida en el Perú, decidió dar un espacio a la nueva maravilla del mundo situada en el Cusco.
Aunque ya anteriormente "Condorito" ha abordado temas de historia o actualidad con humor ("El cólico Da Vinci", por ejemplo), esta vez, sus dibujantes, guionistas y humoristas decidieron apostar por algo diferente.
En octubre pasado, y en coincidencia con la celebración del Día de la Raza y del descubrimiento de América, la editorial Televisa Chile, que publica "Condorito", decidió poner a sus personajes a recorrer el nuevo mundo.
"La idea era enseñar de una manera divertida cómo se produjo el descubrimiento de América y cómo es Machu Picchu", cuenta la directora de la revista, Magdalena Aguirre. "Nos preguntamos qué podíamos hacer que fuera diferente, porque recibimos muchos e-mails desde Perú y tenemos muchos lectores allá", precisa.
Los guionistas han sido sumamente cuidadosos con los detalles históricos y muy ocurrentes en las bromas.
Todo este episodio tiene lugar en la sección Aventuras y Sueños de la revista "Condorito quincenal". Desde que nació Condorito en 1949 --como tira cómica en la desaparecida revista chilena "Okey"-- hasta la editada en febrero del 2008, todas mantienen el tradicional estilo de confección y se hacen a mano.
El dibujante Sergio González, parte del equipo que realiza el trabajo, explica que, luego de concebida la idea o lo que se quiere dar a conocer, los trazos se hacen primero a lápiz de carbón en un trozo de cartulina. Tanto guionistas como libretistas y la directora pueden ir incluyéndole las ocurrencias que salen en el camino. Es un trabajo en equipo. Posteriormente se ingresan los textos, también con lápiz y, recién allí, se procede a repasar cada una de las líneas con tinta negra.
Luego, con las nuevas tecnologías, estas páginas se escanean, colorean y diseñan para mandarse a imprimir. También tienen correctores de prueba, no solo para el diseño sino también para los textos, con el fin de que todo quede bien escrito.
Uno de los retos que tienen a futuro, y que ya ha sido planeado, es la posibilidad de contar la historia de los incas. De acuerdo con la directora Magdalena Aguirre, es un tema que deben evaluar bien, para no descuidar los aspectos históricos ni el humor.
Creyendo que están en las Indias --como le sucedió a Cristóbal Colón--, Coné y sus amiguitos intentan comprar algunas especias (pimienta, clavo de olor, canela) en un almacén del pueblo y aclaran que tienen 200 maravedíes para gastar. La revista se preocupa en explicar, en un aparte, que maravedí era la moneda española que se usaba en la época.
Al no encontrar los productos que necesitaban, la princesa Yuyito les propone ir hacia otro lugar a buscarlas. Es así como parten hacia Machu Picchu, por un camino empedrado no exento de sorpresas. Hasta se preguntan si en esa época ya cobraban peaje por el uso de la vía.
Durante el recorrido, el grupo ve pasar a un joven a toda velocidad. Coné cree que es alguien que tomó laxante, pero le explican que se trata de un chasqui que va llevando mensajes al emperador inca de manera muy rápida. Aquí también se detalla que la labor de estos personajes era mantener comunicado el territorio, y que podían incluso llevar pescado fresco de la costa al Cusco. Al ver pasar a otro chasqui, Coné pregunta si se trata de un e-mail.
Más adelante, los expedicionarios empiezan a marearse, y son víctimas del mal de altura o soroche. La pequeña princesa inca les invita hojas de coca, y les aclara que se trata de un estimulante natural, propio de la zona, que alivia el malestar. Por la noche, y antes de acampar, preparan los alimentos: papa y charqui de cuy y llama.
Al día siguiente entran a Machu Picchu y quedan maravillados con una ciudad construida a tanta altura. Todo marcha bien hasta que un guardia inca se percata de los intrusos, y luego del tradicional ¡reflauta!, Coné sale corriendo, escapando de las lanzas, diciendo que irá a reclamarle al cónsul. En su escape, se lanza al vacío y, antes de caer, su tío Condorito lo despierta. Se había quedado dormido estudiando historia. Plop.
Condorito es chileno, pero quienes le dan vida también vienen de las fronteras. El equipo de ocho personas que hace hablar al personaje está integrado por cuatro chilenos, un argentino y, vaya sorpresa, tres peruanos.
Se trata de los hermanos Martín, Javier y Rodrigo Silva Ludeña, hijos del argumentista chileno Miguel Silva Solar, quien se casó en el Perú con la ayacuchana Visitación Ludeña. El patriarca de los Silva trabajó en Lima como libretista de Pepe Vilar y del recordado "Cachirulo y Copetón". Tenía un programa en Radio Continente, por los años 60: "Donde mueren las palabras, nace la música".
"Nuestra escuela fue mi padre. La chispa la teníamos. El peruano tiene mucha. Creamos chistes de la vida cotidiana y de las desgracias de uno mismo", cuenta Martín Ludeña.
Él vive con su madre. Su papá falleció en 1992. No para de crear. "Un profesor le pregunta a sus alumnos: '¿Quién me da un sinónimo de tonto?'. Un niño se pone de pie y dice: 'Yo, profesor'. El maestro responde: 'Muy bien. ¿Otro más?'", lanza.
Martín leía "Condorito" de niño y dibujaba a los personajes. "Me salían mal. Nunca pensé que después de muchos años terminaría trabajando en la revista".
El creador de Condorito fue René Ríos Bottiger, conocido como Pepo. Tras ver el filme "Saludos amigos" de Disney, en que se muestran a personajes latinoamericanos como Pepe Carioca (Brasil) o Pancho Pistolas (México), Pepo queda descontento con el personaje chileno: el avión Pedrito que temía volar. Decide por ello dibujar un cóndor que represente a su país, darle forma humana y una gran picardía.
La tira se distribuye en más de 10 países de América Latina, EE.UU. y Europa. Los anuncios que aparecen en las paredes de Pelotillehue, pueblo imaginario de Condorito, han ido actualizándose: "El tome Pin y haga pun" ha pasado a ser "Tome Pin Zero. Zero pun".
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